Fecha de Publicación: 11/01/2023
Impacto de la sequía sobre la campaña 2022/23
La campaña 22/23 se caracteriza por atravesar un escenario complejo donde se espera que la producción de los principales granos sufra recortes significativos desde las proyecciones publicadas en el lanzamiento de la campaña gruesa. En este artículo se analizan posibles escenarios para evaluar los impactos cuantitativos que estas condiciones podrían significar sobre las principales variables de interés.
La campaña 22/23 se caracteriza por atravesar un escenario complejo donde se espera que la producción de los principales granos sufra recortes significativos desde las proyecciones publicadas en el lanzamiento de la campaña gruesa. Desde un principio, se estimaba un menor volumen de producción de granos por motivos climáticos respecto de la campaña 21/22, aumento de los precios de los insumos y políticas que, en conjunto, modifican la decisión de los productores. Sin embargo, el prolongamiento del fenómeno 'La Niña', que ocurre por tercera campaña consecutiva, ha agravado aún más la situación, dificultando el proceso de siembra, el desarrollo de los cultivos junto al área apta para cosechar, provocando caída en los rendimientos. En este artículo se proponen analizar posibles escenarios para evaluar los impactos cuantitativos que estas condiciones podrían significar sobre las principales variables de interés.
Gráfico 1. Precipitaciones Acumuladas (mm).
Fuente: Elaborado en base a datos de Refinitiv. El eje horizontal mide días desde el 1ro de agosto.
Repasando la situación que atravesaron los cultivos de invierno desde las últimas proyecciones del lanzamiento de campaña gruesa en septiembre 2022, los niveles de producción de cebada y trigo sufrieron recortes de 1,2 y 5,1 MTn, respectivamente, concluyendo con una producción de 3,8 MTn y 12,4 Mtn. La ausencia de precipitaciones no solo repercutió sobre el desarrollo de la fina, sino también condicionó la dinámica de siembra de los cultivos de verano.
Pese a expectativas de una reactivación de las precipitaciones a mediados del mes de febrero, momento durante el cual gran parte de los cuadros de los principales cultivos de verano se encontrará definiendo rendimientos, la transición hacia un escenario neutral será lenta y se esperan que las precipitaciones a lo largo del mes de enero y principios de febrero se mantengan aún por debajo a la media, mientras que las temperaturas máximas podrían mantenerse por encima a los promedios, lo que podría perjudicar aún más el avance de las labores de siembra de los cuadros remanentes.
Tabla 1. Producción de los cultivos de verano (miles de toneladas).
Ante la desfavorable situación climática que atraviesa la campaña 22/23, se propone analizar tres escenarios posibles. El primero (Base) corresponde al volumen de producción que se presentó al principio de la campaña gruesa, donde se preveía una regularización el nivel de humedad en los suelos, con volúmenes de producción de 50 MTn de maíz, 48 MTn de soja y 3,9 MTn de girasol. El segundo (escenario A), coincide con una reducción media del área sembrada y una merma en los rendimientos promedio, con 48 MTn de maíz producido, 41 MTn de soja y 3,7 MTn de girasol. Por último, el escenario B es la situación que puede esperarse si se continúa con el mismo escenario climático a la siembra con una reducción significativa del área pero también una reducción de los rendimientos, produciéndose 37,8 MTn de maíz, 35,5 MTn de soja y 3,5 MTn de girasol.
Esta reducción en los niveles de producción definitivamente tendría efectos negativos sobre las exportaciones de granos y subproductos. Las exportaciones de trigo y cebada alcanzarían 5,8 MTn y 2,19 MTn, registrando una caída del 47% y 35% en relación al escenario base. Mientras que, de cumplirse el escenario A las exportaciones de maíz alcanzarían los 28 MTn o 21 Mtn en el escenario B, es decir, una disminución del 16% y 36% con respecto al escenario base. Por otra parte, el complejo sojero podría exportar 6,4 Mtn menos bajo el escenario A o 11,4 Mtn menos bajo el escenario B en comparación al escenario base.
En términos de Producto Bruto Agroindustrial (PBA), aunque podría haberse logrado 4.067 millones de USD de caída con respecto a 21/22 de cumplirse las proyecciones al inicio de la campaña (escenario base), las previsiones actuales implican caídas aún mayores del PBA, que dan en torno a USD 11.025 millones en el escenario A y USD 15.743 millones en el escenario B.
Poniendo en contexto las dimensiones de estas pérdidas y, considerando las últimas proyecciones del FMI sobre el PBI de Argentina para el año 2023 (sería de 643.797 millones de USD), la caída del escenario A (comparado al Base) es equivalente a 1,1% del PBI, mientras que el escenario B tendría un impacto negativo más profundo, que equivale al 1,8% del PBI. Estas cifras ilustran la magnitud de los impactos observados, no son proyecciones de crecimiento de la economía (variación del PBI) como un todo, dado que no se miden las interacciones con otros sectores, como por ejemplo a través de efectos multiplicadores, ni otras variables macroeconómicas.
Tabla 2. Impactos de los escenarios de sequía (millones de dólares).
La soja tendría la mayor caída en su contribución a la economía. Respecto al escenario Base, sus aportes descenderían entre USD 3.320 y 6.308 millones dependiendo el escenario final (A y B, respectivamente). Mientras que, en el mismo sentido, los aportes del maíz caerían entre USD 1.479 y 3.111 millones.
En cuanto a la distribución de los impactos en las cadenas, si comparamos respecto a la campaña pasada, uno de los más perjudicados sería el nivel productor, con una caída de USD 5.684 millones de dólares en la utilidad de los productores para el escenario base, 9.247 millones para el escenario A y 11.676 millones de dólares en el escenario B.
Es importante notar, además, el impacto sobre el valor de las exportaciones. Si bien el escenario Base contemplaba ya un retroceso de 6% en este indicador, la menor producción de los escenarios A o B podrían llevar esta cifra a caídas del 21% o 33%, afectando la disponibilidad de divisas en 9.226 MUSD para el escenario A, y en 14.115 MUSD para el escenario B.
Dados los escenarios de seca presentados, se observan significativas consecuencias en la contribución de las cadenas a la economía nacional. El complejo escenario climático, enmarcado en un contexto económico local e internacional de debilidad, viene impactando negativamente a cada una de las cadenas agroindustriales. Pero tampoco hay que dejar de lado que la incierta evolución futura de los precios internacionales dependerá del desenvolvimiento de otros factores externos y exógenos que también incidirán sobre el complejo escenario internacional.
Por último, otro aspecto a considerar para comprender la evolución futura de la agroindustria y la economía argentina es, también, el rol que cumplieron las dos ediciones del Programa de Incremento de Exportador, que resultó en un adelantamiento de divisas, cambios en la dinámica de comercialización y menores stocks finales.
En resumen, una menor producción en un marco donde los precios se mantienen constantes terminará desencadenando una menor actividad que impactará, no solo en los diferentes eslabones de las cadenas, sino que se derramará indirectamente sobre el resto de las actividades de la economía. A su vez, es importante mencionar que el panorama es aún incierto y el clima podría seguir generando pérdidas y perjudicando el desarrollo de los cultivos. La compleja situación podría dejar secuelas en las próximas campañas asociadas con una situación de debilidad financiera por parte de los productores, lo cual puede traer aparejado menores niveles de inversión y, por lo tanto, productividad.
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