Fecha de Publicación: 19/12/2022
COP 27 de Egipto. Resultados relevantes.
La 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP 27), se llevó a cabo del 6 al 18 de noviembre de 2022 en Sharm el-Sheij, Egipto. En un contexto geopolítico muy complejo se dio lugar a una serie de decisiones respecto de emisiones de gases de efecto invernadero, adaptación a los efectos del cambio climático, apoyo al financiamiento, la tecnología y la creación de capacidades que necesitan los países en desarrollo. Pero, por otro lado, se expresaron ciertas preocupaciones. En el presente artículo se exponen algunos de los resultados más relevantes del encuentro.
La 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP 27), se llevó a cabo del 6 al 18 de noviembre de 2022 en Sharm el-Sheij, Egipto. Fue bautizada como la COP de África, ya que suponía una importante oportunidad para tratar temas críticos para el continente; y la COP de la implementación, donde se esperaba que los compromisos se tradujeran en acciones sobre el terreno.
En un contexto geopolítico muy complejo, dio lugar a una serie de decisiones que reafirmaron su compromiso de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Dichas decisiones también sirvieron para reforzar la acción de los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos inevitables del cambio climático, además de impulsar el apoyo al financiamiento, la tecnología y la creación de capacidades que necesitan los países en desarrollo.
Pero, por otro lado, se expresó preocupación por el hecho de que no se hubiera logrado ningún progreso concreto en el aumento de la ambición de los objetivos o en la reducción de las emisiones de combustibles fósiles con respecto a la COP26.
Seguidamente se exponen algunos de los resultados más relevantes del encuentro.
Perdidas y daños
Por primera vez en la historia de las negociaciones, la COP27 discutió la posibilidad de crear un fondo de pérdidas y daños para los países en desarrollo. Los países desarrollados se mostraron reticentes ya que, en su opinión, podría exponerlos a una responsabilidad legal por los desastres climáticos.
Cuando se refiere a pérdidas y daños asociados al cambio climático, se mencionan impactos extremos, como huracanes y olas de calor, como fenómenos que se manifiestan de forma gradual, como el aumento del nivel del mar y la desertificación. La acción sobre las pérdidas y los daños concierne sobre todo a los países en desarrollo, que son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático.
Como primer paso, se decidió la creación de un Comité de Transición (compuesto por representantes tanto del norte como de las diversas regiones del Sur) que deberá reunirse por primera vez antes del 31 de marzo del 2023 y llegar a la COP28 (a realizarse del 30 de noviembre al 12 de diciembre, en Emiratos Árabes Unidos) con una hoja de ruta para operativizar el fondo.
Si bien quedan muchos detalles por negociar, se prevé que el fondo proporcione apoyo a los países en desarrollo, particularmente aquellos vulnerables a los efectos adversos de la crisis climática, en materia de gestión y compensación de las pérdidas derivadas de las sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar y demás desastres causados por el cambio climático.
En el texto negociado se reconoció la necesidad de financiación por parte de diversas fuentes, pero no se han tomado decisiones sobre quién debe contribuir al fondo, de dónde provendrá este dinero y qué a países se aplicará.
La adaptación a la crisis climática, que podría requerir de todo tipo de medidas, desde la construcción de diques hasta la creación de cultivos resistentes a la sequía, podría costar a los países en desarrollo entre 160 y 340 mil millones de USD cada año para 2030; lo que aumentaría hasta 565 mil millones de USD para 2050 si el cambio climático sigue acelerándose, según el Informe sobre la Brecha de Adaptación 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Las Partes también acordaron los marcos institucionales para poner en marcha la Red de Santiago para pérdidas y daños, con el fin de canalizar la asistencia técnica a los países en desarrollo que son especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático. La misma refiere a una iniciativa surgida en la COP25, que busca catalizar y canalizar asistencia técnica confiable para apoyar los esfuerzos para abordar las pérdidas y daños mediante la conexión de organizaciones y expertos activos en la prestación de dicha asistencia.
Financiación
En la COP27 continuaron las deliberaciones para establecer un "nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre la financiación del clima" en 2024, teniendo en cuenta las necesidades y prioridades de los países en desarrollo.
La decisión de entrada, conocida como el Plan de implementación de Sharm el Sheij, destaca que se espera que la transformación mundial hacia una economía baja en emisiones de carbono requiera inversiones de, al menos, 4 a 6 billones de dólares al año. La obtención de esta financiación requerirá una transformación rápida y completa del sistema financiero y de sus estructuras y procesos, con la participación de los gobiernos, los bancos centrales, los bancos comerciales, los inversores institucionales y otros actores financieros.
Por otro lado, se expresó una gran preocupación por el hecho de que el objetivo de las Partes que son países desarrollados de movilizar conjuntamente 100 mil millones de USD al año para 2020 aún no se ha cumplido, y se instó a los países desarrollados a cumplir el objetivo, además de pedir a los bancos multilaterales de desarrollo y a las instituciones financieras internacionales que movilizaran el financiamiento para el clima.
Adaptación
En relación con medidas de adaptación, es decir aquellas políticas, medidas y acciones que tiendan a minimizar los impactos del cambio climático, un conjunto de Estados, gobiernos regionales y agencias de desarrollo prometieron 230 millones de USD al Fondo de Adaptación para ayudar a las comunidades vulnerables de todo el mundo a adaptarse al cambio climático.
Asimismo, los gobiernos avanzaron gradualmente en la consecución del Objetivo Mundial sobre la Adaptación, parte fundamental del Acuerdo de París destinado a ayudar a los países a hacer frente a las consecuencias de la crisis climática. Se espera que dichas conversaciones concluyan en la COP28 el próximo año que se celebrará en los Emiratos Árabes Unidos.
Mitigación
Se puso en marcha un programa de trabajo sobre mitigación, destinado a aumentar urgentemente la ambición y la aplicación de la mitigación. El programa de trabajo se iniciará inmediatamente después de la COP27 y continuará hasta 2026, fecha en la que se revisará la prórroga. También se pidió a los gobiernos que revisaran y reforzaran los objetivos de 2030 en sus planes climáticos nacionales para finales de 2023, así como que acelerasen los esfuerzos para reducir progresivamente la energía de carbón no utilizada y eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles ineficientes.
El texto de la decisión reconoce que la crisis energética mundial sin precedentes subraya la urgencia de transformar rápidamente los sistemas energéticos para que sean más seguros, fiables y resilientes, acelerando las transiciones limpias y justas hacia las energías renovables durante esta década de acción vital.
Transición energética
No se incluyó un lenguaje más ambicioso con relación a los combustibles fósiles con respecto a su antecesora realizada en Glasgow en 2021. Se hace referencia a abandonar el uso del carbón, pero no el petróleo y el gas natural. A la par, se incluyen varias menciones a la necesidad de incrementar las energías renovables.
Ahora, si bien el texto final de la COP27 promueve las energías renovables, se sigue destacando la energía de "bajas emisiones", que los críticos especialistas creen que se refiere al gas natural, una fuente más de emisiones contaminantes de GEI. Y en materia de energías renovables, continúan sin mención los biocombustibles.
Mientras tanto, en el G20, que se celebró paralelamente a la COP27, se lanzó la Asociación para la Transición Energética Justa de Indonesia para ayudar a financiar la transición energética.
Sector agrícola
La llamada Labor Conjunta de Koronivia sobre Agricultura, único espacio sectorial que existe bajo la CMNUCC, fue creada en la COP23 reconociendo oficialmente la importancia de los sectores agrícolas en el proceso de adaptación y mitigación del cambio climático. Se contemplaba un trabajo de cuatro años con participación de los países y representantes de los observadores como científicos, campesinos y fondos multilaterales de financiamiento para finalizar en la COP26.
Durante la presente COP se buscaban dos objetivos: finalizar la hoja de ruta de Koronivia, haciendo un balance de todo lo compartido a lo largo de los cuatro o cinco años, y generar una nueva estructura para establecer si el espacio de agricultura dentro de la negociación continuaba y de qué manera.
Finalmente, se logró acordar la estructura que tendrá el espacio los próximos cuatros años. Ese nuevo espacio ha sido denominado Labor Conjunta de Sharm El-Sheikh sobre la implementación de la acción climática en la agricultura y la seguridad alimentaria. Se espera que en 2023 se negocie cuáles van a ser los nuevos temas y contenidos, los cuales deberán ser aportados por los Estado Parte de la CMNUCC.
Participación del sector privado
Paralelamente a las negociaciones formales, el espacio de Acción Climática Mundial de la COP27 proporcionó una plataforma para que gobiernos, empresas y la sociedad civil colaboraran y mostraran sus soluciones climáticas en el mundo real.
Aquí se debe destacar el trabajo llevado adelante por el Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA). Dicho instituto instaló el pabellón Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, instalado por el IICA en el Centro de Convenciones del Sharm El Sheik. El mismo sirvió de centro de reunión e intercambio para los diversos actores del sector publico y privado del continente.
Desde Argentina se puede destacar la participación de representantes de entidades como ACREA, AAPRESID y GPS, quienes llevaron adelante diversas reuniones y presentación a lo largo de la COP.
Algunas consideraciones finales
Se puede considerar que la COP27 no avanzó en los compromisos ni mostró pruebas de una acción significativa por parte de los países para seguir reduciendo las emisiones globales. Se ha señalado incluso que ha sido una oportunidad perdida y, potencialmente, un paso atrás.
Pero, por otro lado, temas de importancia crítica para las economías en desarrollo, incluyendo la adaptación al clima y, las pérdidas y daños, pasaron a primer plano, reequilibrando las negociaciones y restableciendo la confianza entre las partes. Se consideró un éxito el acuerdo para financiar las respuestas a pérdidas y daños en los países vulnerables afectados por las catástrofes climáticas, aunque los detalles del fondo aún deben concretarse.
En cuanto al sector agropecuario, debe remarcarse que la Labor Conjunta de Sharm El-Sheikh, puede transformarse en una oportunidad para realizar aportes a través de los representantes argentinos.
Aquí se debe resaltar el rol del IICA, como aglutinador de los intereses del sector a nivel regional y de los diversos representantes del sector privado que acompañaron e intervinieron en el proceso negociador. Resulta fundamental comprometerse en estos ámbitos, a fin de mostrar la forma que se viene trabajando: de manera sostenible y en armonía con el medio ambiente. También es necesario un involucramiento directo, para llevar al ámbito científico todas las discusiones sobre la materia y mostrar todo lo que el sector aporte y podría aportar, no solo en materia ambiental, sino como proveedor de alimentos, precisamente en un contexto donde la seguridad alimentaria está en riesgo.