Fecha de Publicación: 30/11/2021
Escenario a 2030-2031
Este artículo es un resumen del recientemente publicado Escenario de Referencia Agroindustrial Mundial y Argentino (ERAMA) al año 2030-2021. El mismo representa una visión de largo plazo para los niveles de precios, producción, consumo y comercio en Argentina y el Mundo.
El ERAMA persigue múltiples objetivos:
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Mantener actualizado el modelo de equilibrio parcial para el sector agroindustrial de la Fundación INAI que se utiliza de manera regular para la evaluación de políticas y otros shocks de interés. La información de base para la construcción del presente escenario corresponde al mes de septiembre de este año.
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Proveer una línea de base que sirva para la comparación y el debate de escenarios alternativos, análogo, por ejemplo, al OECD-FAO agricultural Outlook, pero con el foco puesto en las características y temas de interés particulares de nuestro país.
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Contribuir al proceso de evaluación y formulación de la política agropecuaria y comercial de Argentina.
Contexto
En el plano macroeconómico, la incertidumbre producida por la pandemia de COVID-19 fue en parte disipada a medida que aparecieron indicios de mejoras de la situación sanitaria. De hecho, el FMI prevé una recuperación de la activida
d económica a nivel global para el año 2021 y 2022, aunque su última actualización (Julio 2021) expresó algo más de pesimismo para las economías emergentes y mayor optimismo para las economías desarrolladas, con respecto a la edición de Abril.
El principal riesgo previsto, sin embargo, es todavía a la baja. Por ejemplo, las condiciones financieras podrían afectarse rápidamente si aparecen expectativas más altas de inflación que pueden traducirse en políticas monetarias menos expansivas.
En cuando a la evolución de los precios de los commodities, el organismo prevé que los mismos se mantendrían elevados, al menos en el corto plazo, con un petróleo 60% por encima del 2020, y 30% para metales y alimentos. De hecho, el índice de alimentos de FAO se encuentra en el registro más alto en los últimos 10 años en términos reales (Figura 1). Esta dinámica de los precios se analiza en profundidad en Vicentin Masaro y Tejeda Rodríguez (2021).
A pesar de lo peculiar de este contexto, el comercio global mantendría las principales características ya identificadas en ediciones anteriores del ERAMA, es decir, continuaría siendo creciente pero en desaceleración, fenómeno que se observa para el total del sector pero también para cada rubro en particular (Figura 2).
Parte de los desafíos para el aprovechamiento de estas oportunidades se encuentran fuertemente determinados por lo que ocurra a nivel local. En particular, el desempeño de la macroeconomía Argentina en un contexto de pandemia e inestabilidad cambiaria se traduce en riesgos adicionales para el sector. Por un lado, los derechos de exportación del complejo sojero se han elevado al 33% para el poroto y al 31% para el aceite y harina. También, las preocupaciones inflacionarias ya se han traducido en restricciones a las exportaciones de carne bovina (ver Bolsa de Cereales y Fundación INAI, 2021). Por otro lado, las restricciones cambiarias también son un factor condicionante para el desarrollo del sector, ya que no generan un contexto adecuado para inversiones y, por lo tanto, el crecimiento de la productividad (Ver, por ejemplo, Lema, 2020).
Principales Resultados
La tabla 1 se resume las principales variables del Escenario de Referencia a 2030/2031, con un incremento de la producción argentina de cereales y oleaginosas de 25%, pasando de 121 millones de toneladas en la campaña 2020/2021 a 151 millones en 2030/2031, un incremento promedio de 1,9% anual.
De la misma forma en que se observó en ERAMAs de años anteriores, el crecimiento de la producción a futuro se apoya más en el incremento de la productividad que de la superficie sembrada. Los rendimientos de los cereales y oleaginosas crecerían alrededor del promedio simple de 14% en los 10 años de análisis.
El aumento en área sembrada rondaría el 6%, o medio punto porcentual por año en promedio, de manera que es el rendimiento la variable que explica la mayor expansión en la producción. Razonablemente, la demanda de suelos arables es menor a la cifra de la tabla debido a que el número no descuenta la posibilidad de que algunos cultivos puedan ocupar la misma tierra a través de la doble cosecha.
Ante este crecimiento productivo, las exportaciones totales de granos sin procesar avanzarían cerca de 19 millones de toneladas, para ubicarse en 74 millones al final del período.
Cereales
Para el caso del trigo, el presente ERAMA prevé una superficie estable o levemente creciente, manteniéndose por encima del millón y medio de hectáreas. De alcanzarse el rendimiento esperado de 35 quintales por hectárea, la producción superaría los 23 millones de toneladas. Se estima que la molienda local podría ubicarse en torno a los 6,8 millones de toneladas, y las exportaciones cercanas a los 15 millones (Tabla 2).
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En cuanto al maíz, se prevé una superficie de siembra estable por encima de los 6,7 millones de hectáreas para el destino comercial, que permitirían una producción de 59 millones de toneladas gracias a un rendimiento que se acerca a los 90 quintales en una campaña 2030/2031 con buen clima. La proyección de la demanda local para el maíz grano ronda los 17 millones de toneladas, de manera que las exportaciones podrían alcanzar los casi 42 millones de toneladas, 6 millones más que para el año de base.
Oleaginosas
Hacia 2030/2031, el área de soja prevista alcanzaría los 18 millones de hectáreas, lo que permitiría una producción de 56 millones de toneladas, un 30% por encima del año base. De ese volumen, un 78% se destinaría el procesamiento local, restando 12 millones de toneladas para la exportación como poroto (Tabla 3).
Así, el procesamiento local del grano pasaría de un aproximado de 41,5 millones de toneladas a casi 44 millones, aunque un 10% de ello correspondería a materia prima importada bajo el sistema de admisión temporaria, que permite ampliar la ventana anual en la que se dispone de grano para procesar. Ante esta previsión, la producción de aceite alcanzaría los 8,5 millones de toneladas en 2031, con 2 millones de toneladas destinadas a biodiesel y 5,8 a exportaciones. La harina de soja, por otro lado, superaría los 33 de millones de toneladas producidas, y 31 millones de toneladas exportadas.
El ERAMA estima para el caso del girasol un área de siembra de 1,7 millones de hectáreas y una producción de 4,1 millones de toneladas. La producción de aceite a 2030/2031 totaliza 1,7 millones de destinándose en mayor volumen a exportaciones, aún con el consumo local en crecimiento. Las exportaciones de pellets de girasol por otro lado, podría superar el millón de toneladas.
Carnes
Dado que es difícil extrapolar a futuro el impacto de las recientes restricciones a las exportaciones de carne bovina, la implementación para este ERAMA asume que el volumen se mantiene constante en una cifra similar a la prevista para la campaña 20/21, de 810 mil toneladas. Este es un supuesto fuerte, dado que la variabilidad de esta cifra puede ser grande considerando la multiplicidad de escenarios de política posibles, y el hecho de que esta incertidumbre es amplificada por los tiempos biológicos de la producción ganadera. Se debe recordar, sin embargo, que este escenario busca ser de referencia, punto de comparación para trabajos posteriores.
Con este supuesto, la producción de carne bovina al final del período rondaría los 3,3 millones de toneladas, una cifra muy similar a la del año de base, y el incremento en el consumo que no superaría el crecimiento poblacional.
Para el resto de las carnes, el escenario es más optimista, con incrementos de la producción cercanos al 18% en 10 años, o 1,6% de crecimiento anual, traccionados fundamentalmente por la demanda externa.
Links
Para más detalles, es posible acceder a los links del ERAMA:
