Fecha de Publicación: 09/08/2021
Situación del Río Paraná y sus consecuencias logísticas
El río Paraná es un eje fundamental de la vinculación de Argentina con el resto del mundo, por ser la vía por la que circulan la mayor parte de las exportaciones e importaciones del país. En los últimos meses, ha aumentado la preocupación en relación a la profundidad del canal navegable. ¿Cuál es la situación actual? ¿Cómo están los niveles del río en comparación a otros años? ¿De qué manera afecta a nuestras exportaciones? ¿Qué podemos esperar para los próximos meses?
Importancia para la agroindustria y el país
El río Paraná forma parte de la Hidrovía Paraguay – Paraná, vía de navegación de 3.442 kilómetros que conecta los ríos Paraguay, Paraná, Uruguay y Río de la Plata, constituyéndose en un eje fundamental de la vinculación de Argentina con el resto del mundo.
El río cuenta con ventajas naturales únicas. Atraviesa el corazón productivo de Argentina y cuenta con una barranca que reduce los costos de elevación. Además, gracias a su mínima inclinación no necesita de un sistema de esclusas. No obstante, requiere de dragado permanente para evitar la acumulación de sedimentos que limitan la profundidad del cauce.
A partir del dragado a 28/32 pies (hoy 34) y de la mano de las inversiones en puertos y plantas de molienda, se ha convertido en la principal vía para las exportaciones e importaciones argentinas. El 60% de nuestro comercio exterior es transportado por este canal (USD 70.000 millones anuales). Actualmente, se embarca el 80% de los granos y subproductos, y circulan el 90% de los contenedores, la carga de las industrias automotriz y metalúrgica, y es una vía central para el abastecimiento energético del país.
Situación actual: la bajante del río
Por la importancia descripta, la bajante que está experimentando el río enciende una señal de alarma. En el gráfico se representa con un punto la altura promedio mensual que se registró en la estación de Timbúes[i] (3316) del Sistema Nacional de Información Hídrica en cada uno de los primeros 7 meses del año. Como puede apreciarse, si bien presentó un incremento en febrero, como consecuencia de las lluvias en el Sur de Brasil, en los meses siguientes la altura del río comenzó a disminuir, ubicándose sistemáticamente entre los valores más bajos de los últimos 120 años.
La comparación de la distribución de la altura para los primeros 7 meses del año desde 1980 hasta 2021 muestra que la bajante del río es un fenómeno que ya aconteció en 2020. Sin embargo, vemos que no se observan alturas tan bajas en todo el periodo graficado. La actual es una situación excepcional. Para alcanzar los 34 pies de calado es necesario una altura mínima de 2,47 metros, y durante el 2021 solamente se alcanzó esta profundidad en solo 80 días (25% del periodo).
¿A qué se debe esta bajante?
Las razones son varias y se las puede dividir entre causas naturales y causas antrópicas.
Las naturales son esencialmente el inicio de una fase negativa del ciclo de lluvias de Sudamérica a partir de 2007, poniendo fin a la fase positiva que se desarrolló entre 1976 y 2006, aproximadamente. Esto hizo disminuir gradualmente las lluvias afectando significativamente la Cuenca del Plata. El episodio de La Niña -lluvias menores a las normales- que se desarrolló en la campaña pasada, y amenaza seguir durante la campaña actual, agrava la situación y termina resultando en los actuales niveles.
Entre las causas antrópicas se encuentran esencialmente el dragado de humedales y la construcción de grandes represas. El dragado del Pantanal, el mayor humedal de Sudamérica ubicado en Paraguay y Brasil, redujo la capacidad de autorregulación del canal que poseía el río Paraguay. En consecuencia, cuando aumentan las lluvias el río crece rápidamente e inunda las zonas ribereñas, y cuando bajan las lluvias baja a igual velocidad. Además, la construcción de diversas represas por parte de Brasil, entre las que se destacan Itaipú y Yaciretá, ha potenciado estos movimientos. Cuando hay exceso de precipitaciones los vertederos expulsan enormes cantidades de aguas y causan inundaciones, y cuando las precipitaciones son escasas retienen agua y acentúan la bajante.
Consecuencias: Mayores costos y cambios en los flujos de transporte
Como resultado del menor caudal del río, se presentan dos opciones: los buques deben partir con una menor carga en bodega, afrontando el “falso flete”, o completar la carga en puertos de mayor calado como los de Bahía Blanca, Necochea o Brasil. En ambos casos, se incurre en mayores costos para transportar la misma cantidad de granos, afectando la competitividad del país. Aproximadamente, cada reducción de un pie de calado implica cargar 2.500 TM menos en un Panamax, y entre 1.500 y 1.800 TM en un Handysize o Handymax.
Esta situación se refleja en los datos de camiones arribados a puertos. Históricamente, a los puertos del Gran Rosario llegan más del 70% de los granos que se transportan en camiones. Sin embargo, desde fines de marzo se observa un aumento en los camiones que llegan a los puertos de Bahía Blanca y Necochea. Estos arribos alcanzaron en junio su máximo histórico, y si bien en julio presentó una desaceleración mensual, todavía se ubican un 33% y 139% por encima del año pasado, respectivamente.
Al observar el desagregado por grano del acumulado de camiones arribados al puerto de Bahía Blanca en los primeros 7 meses, se confirma que los flujos han cambiado en 2021. Se registran máximos de los últimos 8 años en cebada, girasol, maíz y trigo. Si bien en el caso del maíz se continúa con la tendencia creciente de campañas anteriores, en el resto de los granos los máximos son específicos de este año.
En el caso de Necochea, se observan también en 2021 máximos acumulados de los últimos 8 años en girasol, maíz, sorgo y trigo. Si bien en girasol se continúa con la tendencia alcista, y en trigo se alcanzan volúmenes similares a 2017; en los casos de maíz y sorgo el volumen de camiones arribados se ubica un 150% y 305% por encima de los máximos previos.
¿Qué podemos esperar para el futuro?
Según los pronósticos hidrológicos, la recuperación de la altura del río va a ser lenta alcanzando un máximo muy modesto hacia el verano del 2022 y volviendo a decaer a mínimos hacia el próximo invierno. Sin embargo, se espera que la próxima bajante, hacia septiembre de 2022, sea levemente menos severa que la de este año.
Mirando hacia el largo plazo, la situación del nivel del río es una variable a tener muy en cuenta en el desarrollo de una estrategia de desarrollo del sector. Especialistas señalan que es posible que esta no sea una situación excepcional y la fase negativa en el régimen de lluvias se extienda. Si se suma el impacto comentado de las obras humanas, aumenta la vulnerabilidad ante escenarios La Niña, con los comentados efectos sobre fletes, precios y flujos comerciales.
[i] La estación de Timbúes se ubica a menos 40 kilómetros al norte del polo industrial-exportador del Gran Rosario, región clave en la exportación de productos agrícolas y derivados.